Charro, charrito mexicanito
Sabemos que los charros, son por excelencia símbolos de “lo mexicano”, y don Alvaro se ganó el apodo porque sus piernas estaban arqueadas, así que sin demora llegó el bullying, ya que le decían que se había bajado del caballo sin darse cuenta (¡ay, que mala onda!, ¿no?).
En la decáda de los años 40 fue cuando se dio a conocer el logotipo (es decir, al charrito PEMEX) en todo el país. Y no le iba nada mal, ya que a cambio de promocionar la marca del petróleo, recibía a cambio buen salario, viáticos, ropa y buen trato por donde iba.
Además su buen carácter y simpatía le hacía ganar amistades, pues era amable con la gente y siempre saludaba y sonreía (no como los divos de hoy). Antes de la difusión de PEMEX, era de uso indispensable el petróleo diáfano (el de uso común, para sus enseres domésticos de aquél entonces: estufas de cocina, quinqués o lámparas de petróleo y calentones), todo ello hoy en día, ya se ha descontinuado por los avances eléctricos.
Imagínate que, en 1948 se vendía a 15 centavos el litro, y para su distribución, PEMEX otorgó franquicias en todo el país para hacerlo llegar a todos los hogares mexicanos.
Lamentablemente, poco a poco se ha ido desvaneciendo la imagen del entrañable “charrito PEMEX” quien ahora ha sido reemplazado por logotipos modernos.
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