"Muñeca de jade" te puede volver de piedra
Foto: https://www.matadornetwork.com
En algún momento de nuestro paso por la literatura, seguramente has leído algo acerca de “Medusa”, la terrible gorgona que convertía en estatuas de piedra a aquéllos que tenían el valor de mirarla a los ojos.
Pues bien, es hora de contarte que en México también tenemos una historia parecida. Sin embargo, esta temible mujer (más bien adolescente) poseía una gran colección de estatuas; pero no fueron convertidas por su terrorífica mirada.
Estamos hablando de CHALCHIUHNENETZIN (muñeca de jade. Recordemos que el término “tzin” era aplicado únicamente a personas pertenecientes a la nobleza).
Una princesa mexica hija del Emperador Axayácatl. Ella estaba destinada a ser la legítima esposa del Huey Tlatoani (Gran señor) Nezahualpilli; así que fue enviada a Texcoco con una importante corte de sirvientes y doncellas a su servicio.
Sin embargo, la caprichosa princesa al ser acomodada en un lujoso palacio digno de su linaje; comenzó a dar rienda suelta a sus caprichos y pasiones. Quedó plasmado en la obra de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl “Historia de la nación chichimeca” cómo la muchacha se aprovechaba de sus comodidades y posición para llevar a cabo encuentros (no muy decorosos) con varias personas. (¡ah, que morra tan liviana!), para luego, asesinarlos por haberse “aprovechado de ella”.
Narra Alva en su obra que “…y habiendo cumplido su deseo lo hacía matar y luego mandaba hacer una estatua de su figura o retrato y, después de muy bien adornado de ricas vestimentas y joyas de oro y pedrería, lo ponía en la sala en donde ella asistía…”. Pero seguramente no tenía consejeros de colores, pudo evitar muchas desgracias...
Y que no contenta con unas pocas veces, se convirtió en una afición muy frecuente. Claro que tanto maniquí ataviado no pasó desapercibido ante los ojos de su futuro esposo, quien ya estaba sospechando de tan particular pasatiempo… ella hábilmente cubría su mentira diciéndole a Nezahualpilli que se trataban de estatuas de sus deidades, porque su pueblo era muy religioso.
Así que, más o menos le creyeron su mentirilla. Pero no hay crimen perfecto… y se le ocurrió dejar vivos a tres de sus noviecitos.
Se le “cayó el teatrito” a la princesa cuando el Rey reconoció una joya que le regaló a su casquivana prometida. Una noche, entró Nezahualpilli a buscarla y encontró en su lugar una estatua idéntica a ella.
Entonces mandó a buscarla y fue encontrada junto con sus amantes y obviamente, fueron llevados presos. Las reglas de nuestros ancestros mexicanos eran muy claras y rígidas para castigar el adulterio.
El (por supuesto) ofendido Rey Nezahualpilli dejó en mano de los jueces de Palacio el vergonzoso caso. La sentencia no se hizo esperar: ejecución pública.
Se dio aviso a los señores de los reinos circunvecinos, exhortándolos a que llevaran a sus doncellas e hijas para presenciar el (muy merecido) castigo de la princesa Chalhiuhnenetzin.
No solamente se les condenó a la muerte por garrote, sino que también se quemaron sus cuerpos junto con los objetos que estuvieran relacionados con el caso. ¡Bravo, Nezahualpilli!. Su acción fue moralmente bien vista por la mayoría de los presentes. Excepto para el padre de la princesa, quien tramaría una venganza.
Pero, dime honestamente: ¿crees que fue un castigo justo?. Yo creo que sí, porque las leyes deben ser aplicadas sin importar el nivel social o económico. Me parece que hubiera sido mejor tener un pasatiempo menos dañino. Para eso, lo ideal es tener un
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Cuéntanos en los comentarios qué hubieras hecho tú en lugar del Rey Nezahualpilli.
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