Eres el fuego de mi hogar
Como bien sabemos; la cocina es el lugar más importante de una casa… ahí se preparan los alimentos para la familia, que aunque humildes, siempre se elaboran con mucho cariño. Desde el descubrimiento del fuego, la preparación de los alimentos cambió. Ya en tiempos prehispánicos se utilizó una especie de “estufilla” al ras de tierra que se llama (todavía) “tlecuil”o fogón, que podemos ver en varios pueblos mexicanos. No hay que confundirlos con los anafres. Estos últimos son bases metálicas que también son tradicionales; pero no son usados a ras de tierra.
El tlecuil se compone de tres o más piedras grandes llamadas “tenamastes”; ellas sirven de soporte para ollas, comales o rejas para cocinar los alimentos. Se coloca leña seca. Se enciende y ¡listo! Tenemos una estufa prehispánica para preparar rica comida.
Y no es por nada; pero tiene un mejor sabor que la comida hecha con estufa de gas. Y aunque en teoría suena muy bonito… no siempre es miel sobre hojuelas la situación.
En algunos lugares hace mucho frío y la leña amanece húmeda por el rocío de la mañana; así que imagínense el show para prender el fogón…. Pero eso sí, también las reuniones familiares alrededor del tlecuil del a abuela nos llevan a recordar mágicos e inolvidables momentos.
Es común en las casitas tradicionales de varios pueblos; tener las cocinas con piso de tierra y el tlecuil donde se cuecen amores de comida… las tortillas hechas a mano, los moles, el caldo de pollo de rancho… y las abuelitas con sus nietos alrededor; contando historias de los familiares mayores, o historias “de miedo”.
Ojalá duren muchos años más, esas bonitas “fincas de adobe” con un tlecuil latiendo en el corazón de cada casa.
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