El Teatro Blanquita

El Teatro Blanquita

Las noches de entretenimiento en la Ciudad de México desde hace ya décadas (específicamente el 27 de Agosto de 1960) se tornaron accesibles para los bolsillos más modestos. Para eTllo nació el Teatro Blanquita o “El Blanquita”. A la fecha se encuentra ubicado en el Eje Central Lázaro Cárdenas número 16. En la zona central de la capital citadina mexicana. Se debe su creación a la iniciativa de la empresaria de teato Margo Su, y Félix Cervantes; su esposo.

En sus instalaciones se han presentado conciertos y obras dirigidas al sector popular. Para el año 2010 era ya uno de los más visitados. Antiguamente, se encontraba en el terreno del “Blanquita” la Plaza Villamil, donde antiguamente se ofrecían funciones del Circo Orrín, famoso por las presentaciones del payaso Richard Bell, pero fue demolido en 1910.

El “Blanquita” no siempre se llamó así, ni nació siendo popular. Primeramente se llamó “Teatro Salón Margo”; pero no tuvo muy buena aceptación por parte de la moralista sociedad de la época y fue duramente criticado por ser “vulgar e inmoral” (¿qué pensarían de los antros de hoy en día?).Así que el regidor Ernesto Uruchurtu ordenó su demolición; terminando con la época del teatro de revista en México.

Los esposos Su y Cervantes construyeron entonces un nuevo recinto teatral, pero con un nuevo nombre. “Blanquita” en honor a su hija Blanca Eva Cervantes; abriendo sus puertas en 1960 nada más ni nada menos que con la presentación de Libertad Lamarque. Pronto se convirtió en uno de los más populares.

Y como dato curioso te platico, que a unos pasos del teatro se encontraba el legendario Salón México (¡heeeeeey familiaaaaaaaa!). Por muchos años se presentaron varios actores y comediantes; su escenario se convirtió en una plataforma para impulsar sus carreras, ya que muchos de ellos se hicieron de fama.

También por muchos años cargó con la fama de ser “vulgar”, pero en él se presentó por 17 años consecutivos el famoso “Francis” con espectáculos llenos de vestuarios coloridos y bastante caros, por cierto; generando varias críticas.

La señora Su administró el Blanquita hasta 1981, regresó en 1989 pero finalmente lo dejó en 1993. Luego de la remodelación del inmueble, se concesionó a OCESA en 1999. Cualesquiera que sean las manos que lo mantienen vivo, no deja de ser un ícono que representa las noches de entretenimiento de nuestro querido México.

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