De amores, desamores y CUERNOS imperiales: Carlota y Maximiliano
Los protagonistas de la historia de México han sido santificados y sacralizados, como si fueran semidioses incapaces de tener tentaciones, ni debilidades carnales como acontece en todos los seres humanos.
Los personajes aquí presentados son seres en un entorno erótico y romántico, con todas las pasiones que cualquier persona podría experimentar. Fueron muchos los escándalos que protagonizaron éstas figuras. En el libro “Arrebatos Carnales I” de Francisco Martín Moreno; se muestra una faceta desconocida de nuestros personajes históricos, mostrándolos como seres de carne y hueso: con debilidades, tentaciones y ambiciones.
Y en tono de chisme, leyendo el libro nos dimos cuenta de que Maximiliano y Carlota, no tenían el amor del que tanto andaban presumiento…¡nooooo!, sino que también - lean bien lo que les voy a decir - que Maximiliano era bisexual. Y respecto a Carlota, se desmiente que haya ido a interceder ante Napoleón III y ante el Papa por el imperio de su m arido, pues más bien andaba huyendo para ocultar su embarazo; el cual no era de Maximiliano, sino de su jefe de guardias…¡Aaaaahhh!
Se dice que un tal Carlos Bombelles – quien “despepitó” todos los trapos sucios de Maximiliano - le dió a éste su primer beso a la edad de 8 años. Otro chisme que Don Bombelles nos hredó fue que durante la luna de miel, Maximiliano dejó varada a Carlota para pasar una semana de orgía con un grupo de escalvos comprados para tales efectos…¡Gulp, y a mí que mi abueita me regañaba cuando me llamaban por teléfono, imagínense si uno se hubiera portado como Maximiliano, quien dicho sea de paso, fue el primer ser humano en irse de pinta en Chapultepec!, bueno, eso es broma pero sí, en vez de gobernar se la pasaba de pinta en el bosque persiguiendo mariposas y gusanitos.
Y pues hasta aquí el chisme, seguiremos leyendo el libro de “Arrebatos Carnales” y les seguiremos contando las cosas y casos del chisme histórico, con el cual, las clases de historia habrían sido más interesantes, ¿no creen?
Foto: Cadáver embalsamado de Maximiliano.